¿Te has fijado en los caballos que se ven desde la ventana? Cómo muelen el heno entre las muelas. Así, parecido, rumio yo toneladas de miedo. Y las trago y se me hacen un nudo de ansiedad. Cuando veo que pasan trotando, a mi lado, y piafan orgullosos les relucen las crines trigueñas y patean los terrones –o acaso mi cráneo–sin ninguna piedad.