"Sólo es artista el que se atreve a hacer lo que cree que tiene que hacer en cada momento. Lo mismo escribir que gritar parábolas faltas de luz y llenas de suciedad y de ropa vieja como "Laudamuco, señor de ningures", "Bailadela da morte ditosa" y "Agasallo de sombras", que atreverse a escribir un melodrama negro como "Saxo tenor".
En esta ocasión, el dramaturgo nos lleva sin pudor ninguno en un viaje hasta el fondo de una noche. El camino es una investigación, una terapia de grupo, en la que todos sufren. Y sucede como cuando pelamos una cebolla, que con cada capa que quitamos más ganas de llorar nos da. Los melodramas llaman irremediablemente por el moco.
Este Roberto es tremendo. ¡Si al menos mandara limpiar la poza de sangre de ese chaval medio estúpido…!" (Suso de Toro)